El bloque económico denominado BRICS agrupa a una serie de países que vienen construyendo esquemas de comercio internacional justo y respetuoso, en contraparte a los modos violentos, injerencistas y tramposos de los foros controlados por el imperio norteamericano.
En tal contexto, incorporarse al bloque de los BRICS otorga a los países la oportunidad de establecer relaciones mutuamente beneficiosas con los países del bloque, que les permitan aspirar de manera tangible a mejorar las condiciones de vida de sus poblaciones.
Por otra parte, y siendo uno de los motivos que originó el nacimiento de los BRICS, Estados Unidos acostumbra violar los acuerdos que asume y establecer ilegales sanciones en contra de cualquier país que no se someta a su voluntad, escudriñando los más variados pretextos, casi siempre falsos. Es el caso de la República Bolivariana de Venezuela, sometida a casi un millar de sanciones por el inmenso crimen de decidir autogobernarse y buscar el beneficio de sus conciudadanos y no de la oligarquía yanqui-sionista. Es conocido que la imposición de tales sanciones causaron la pérdida del 95% de los ingresos al país y la imposibilidad de conseguir refacciones, medicamentos y alimentos, entre otras afectaciones.
En estas circunstancias, el ingreso a los BRICS representaría un alivio a la asfixiante situación económica del pueblo bolivariano y ayudaría a retomar el camino de construcción de lo que ellos han llamado el Socialismo del Siglo XXI, mismo que no solo ha beneficiado a los venezolanos, sino que ha llevado solidaridad tangible a otros países de la región.
Lastimosamente, el presidente de Brasil, notoriamente plegado a los intereses anglo-sionistas, ha vetado esa posibilidad, condenando a Venezuela a permanecer en un aislamiento que solo perjudica a su pueblo y alimenta los más bajos intereses oligárquicos. Al señor Da Silva parece interesarle mucho su pretensión de hacer de Brasil “el líder de Latinoamérica”, en lugar de anteponer los intereses colectivos de Nuestra América. Le interesa la competencia y no la cooperación. Le seduce el capital, y no los derechos colectivos.
Desde nuestra organización, que se llama Mexicanos Unidos, expresamos nuestro profundo desprecio al señor Da Silva y ratificamos nuestro respaldo a Venezuela y su Revolución.
¡Chávez vive, la lucha sigue!