Al conmemorar un aniversario más del asesinato del Che Guevara en Bolivia uno quisiera decir muchas cosas, pues su ejemplo perdura y perdurará por siempre.
Sin embargo, sucede que en la víspera hemos recibido, con gran sorpresa, la noticia de una operación de la resistencia palestina que el régimen fascista israelí no ha logrado contener hasta el momento. Y entonces saltan dos recuerdos particulares del Ché.
El primero de ellos es el de su visita a la franja de Gaza en junio de 1959. El guerrillero heroico se reunió con jóvenes palestinos que, inspirados con su ejemplo, formaron su propia lucha de liberación. Entre esos jóvenes estaba Mohamed Mahmud Al Aswad, quien sería conocido como “Guevara de Gaza” y encabezaría al Frente Popular para la Liberación de Palestina. A principios de los años 70 se destacaría en el campo de batalla, recurriendo a la guerra de guerrillas.
El segundo es la bella carta con la cual se despidió de sus hijos, y que sin pretenderlo, se convertiría en una línea de pensamiento ético para todo aquel que busque construir un mundo mejor para todos. En esa carta, escribe el Che: “…Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario…”
Evocar tales recuerdos en este momento nos obliga a centrar las palabras en Palestina. Y es que resulta que la resistencia, tradicionalmente pobremente armada y sin capacidad real, ni en lo táctico ni en la logística, emprendió una campaña en respuesta a la constante represión, el desprecio, el despojo de sus recursos, de su cultura y de su historia y la explotación de esos recursos y de su propia mano de obra, y que se ha prolongado por 75 años, tan solo considerando la invención del enclave colonial sionista. En esta campaña está mostrando un equipamiento que nunca antes tuvo, incluyendo misiles, drones, armas de asalto, pero además se percibe un gran trabajo de inteligencia y de planeación.
Ante esta justa y urgente campaña, se han levantado algunas voces, destacando las de los otanistas, pero también las de algunos “líderes progresistas”, condenando cobardemente a los palestinos por ejercer su derecho a rebelarse a la opresión, a defenderse. Derecho, por cierto, consagrado en las leyes internacionales. Otras voces se han pronunciado con extrema tibieza, observando una obscena equidistancia que los vuelve cómplices del genocidio continuado que desarrolla el ente sionista contra el digno pueblo palestino.
A esos verdugos les preguntamos, ¿qué esperaban que hicieran los palestinos? ¿Dejarse masacrar a placer de los sionistas? ¿Callar? ¿Agradecer por el exterminio de que son objeto? ¿Esperar sumisamente cada quien su turno para convertirse en una estadística, en un caso más de “prueba en el terreno” para las armas sionistas? ¿Por qué no condenan a Israel, que cuenta con el 11° ejército más poderoso del mundo, cuando lanza sus tradicionales masacres, orientadas a vender sus productos y sus técnicas de muerte? ¿Se les olvida o ignoran que Israel ha desacatado todas las resoluciones que le exigen respetar el derecho internacional y devolver los territorios ocupados en el 67, eliminar el muro, abstenerse de construir los ilegales asentamientos, etc?
Por fortuna, hay dirigentes dignos que señalan acertadamente que estamos viendo tan solo el resultado de una política continua de limpieza étnica, despojo y Apartheid. Y los pueblos del mundo que luchan por su libertad también lo tienen muy claro y manifiestan su respaldo a los valientes milicianos palestinos.
En esta conmemoración del martirio del Che, la mejor manera de homenajearlo es manifestando el apoyo a nuestro pueblo hermano palestino y repudiar tanto las declaraciones de condena como las posturas timoratas.
Entre muchas otras cosas, el Che nos enseñó a llamar a las cosas por su nombre, sin cortapisas. Hagamos honor a su ejemplo, es lo menos que podemos brindar a la causa Palestina.
¡Viva Palestina libre!
¡Abajo el sionismo!
¡Viva por siempre el Che!
¡Hasta la victoria!
Por Mexicanos Unidos, Armando Soto