Tomado de piedepagina
Habitantes del municipio con más habitantes mayas en Quintana Roo denuncian que en la investigación financiada por el INAH se les silenció y omitió por defender los recursos naturales ante el proyecto federal
Texto: Daliri Oropeza
Fotos: Lucía Vergara / Archivo y Especial
La investigación sobre el Tren Maya —financiada por Instituto Nacional de Antropología e Historia y entregada a Fonatur—omite las principales preocupaciones de la población maya de Quintana Roo y la postura de los defensores del territorio. Habitantes del estado denuncian que hablaron con la investigadora y pasó por alto su palabra y experiencia.
“Es invisibilizar las voces críticas, que no están de acuerdo con las acciones del sistema. Yo sentí mucha frustración e impotencia. Los mayas reales, los de las comunidades que estamos aquí, siempre se nos ha invisibilizado y eso es lo que vemos en esta investigación”, asegura Ángel Sulub, habitante de Felipe Carrillo Puerto, el municipio con mayor número de habitantes que se consideran a sí mismos mayas.
“Es muy extraño que puedan tener la osadía de mencionar que toda la población está de acuerdo con el Tren Maya. No es la realidad. La realidad es que hay necesidades aquí. Y creo que se están colgando de eso para prometer un gran proyecto que resuelva la deuda histórica que se tiene con los pueblos mayas”, asegura Wilma Esquivel, con voz desconcertada en entrevista telefónica.
Ambos son mayas de la zona central de Quintana Roo. Participan activamente en las asambleas de sus comunidades; son integrantes del Centro Comunitario U kúuchil k ch’i’ibalo’on -Raxalaj Mayab’-, el cual se dedica a la protección, conservación, restauración y recuperación del patrimonio cultural maya y del país, desde las lenguas propias, los usos y costumbres, la medicina tradicional, las artesanías y tradiciones.
Su dicho contradice con lo expresado por la investigadora Paloma Escalante, durante la presentación del diagnóstico que entregó esta investigadora de la ENAH a Fonatur.
“La única [persona] que concretamente dijeron (sic) ‘no. A mí no me interesa’, fue uno de Juan Sarabia. En la Zona Maya hubo cuestionamientos. No de decir: ‘no queremos el tren’. Todos dijeron ‘queremos el tren’, pero tienen dudas, tienen preguntas: quieren sus términos. Hay mucha preocupación en la zona, que sea ‘como nosotros queremos, nosotros vamos a administrar nuestros recursos’.
Eso fue, en la zona Maya, lo predominante”, aseguró a Pie de Página Escalante en aquella ocasión.
La otra versión
Los integrantes del U kúuchil k ch’i’ibalo’on denuncian las preocupaciones que le expresaron a la investigadora Paloma Escalante cuando les entrevistó. Detallan que en sus resultados no las refleja: La entrada de tantas personas por turismo a los pueblos mayas a lo largo del estado; qué va a pasar con la tierra; el esquema de FIBRA sobre la propiedad de la tierra y el tren; en qué van a emplear a los habitantes de la zona; el agua para atender a tantos turistas, la devastación ambiental y del agua; ni la postura en contra del proyecto.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación, ésta es la principal problemática que reportan las personas de ascendencia indígena. Detalla que los gobiernos son “medianamente” tolerantes al modo de ser indígena. En México, el 44 % de sus habitantes piensa que no se respetan los derechos de estas naciones.
Así llegó la antropóloga
El Centro Comunitario U kúuchil k ch’i’ibalo’on -Raxalaj Mayab’- conjunta los saberes de personas de diferentes comunidades que comparten geografía con Felipe Carrillo Puerto. Ahí procuran actividades para rescatar y promover los conocimientos sobre la salud, la nutrición, la educación ambiental y la cultura maya.
Ahí es donde llegó la investigadora de la Escuela Nacional de Antropología e historia, Paloma Escalante, al contactarles a través de una persona del Ayuntamiento.
Aquí le dijimos que no queremos el tren
“Me acuerdo mucho de ella porque salió conmovida. Entendí que era el primer encuentro en que alguien le compartía algo distinto. Cuando se fue, entre las compañeros comentamos que veíamos una tendencia suya. Imaginábamos para donde iba. Pero aquí claramente le dijimos que no lo queremos [el tren maya]. Eso fue mucho antes de la consulta”, describe Ángel Sulub, quien también es delegado del Congreso Nacional Indígena.
El Instituto de Pueblos Indígenas junto con el Fonatur organizaron la consulta en diciembre, donde Pie de Página corroboró que hubo poca participación indígena, fue enfocada a ejidatarios y quienes ostentan toma de decisiones en los municipios.
“Otros que escucharon no tienen claridad de lo que conlleva este proyecto, me parece increíble que una investigadora respaldada por una institución pueda decir algo tan grave y tan terrible, que estén unificando la voz de todos”, asegura Wilma Esquivel antes de ir a dar un taller sobre plantas medicinales.
Asegura que ella estuvo en la consulta en la comunidad de Hazil, al sur de Carrillo Puerto, de donde su familia es originaria. Ahí escuchó a personas que estaban a favor. Sin embargo, también se expresaron preocupaciones por lo que ha conllevado la entrada de más turismo y urbanización:
“Hubo participaciones de muchas personas que estaban preocupadas, otras decían que sí lo querían, que al fin alguien se preocupa por los pueblos, pero no eran todos. Hubo varias participaciones que están preocupadas por la inseguridad en el estado, pues la violencia se ha incrementado, asesinatos, derecho de piso, algo que nunca habíamos vivido”.
No refleja lo que vivimos
“A mí me da mucha tristeza lo que expresa esta investigación. Pienso que no refleja lo que vivimos en Quintana Roo. Efectivamente, mucha gente está a favor, sobre todo quienes no conocen las implicaciones e impactos que tendrá este proyecto, porque cuando la gente conoce las consecuencias negativas para nuestro territorio hemos visto que piensan, analizan y cambian su postura”, denuncia Ángel Sulub vía telefónica.
Wilma asegura que desde el Centro Comunitario U kúuchil k ch’i’ibalo’on han estudiado como es el manto acuífero y la cuenca de la península:
“El tipo de suelo rápidamente se contamina por ser altamente poroso, no podría sostener ese proyecto. Cada vez se está fragmentando el territorio, menos mangle. Animales como el jaguar, que necesita desplazarse varios kilómetros, se ve afectado por ese tipo de desplazamiento. El agua nos une como península. [Pero] se está contaminando de manera severa, los hoteles no tienen cómo tratar sus aguas negras, y donde hay reservas de agua limpia están en el centro la explotan”.
Describe que son conscientes que esta zona de Quintana Roo posee la mayor cantidad de agua limpia. Por eso a modo de denuncia describe:
“Veo un panorama muy desalentador. Decir que van a construir 18 polos de desarrollo, 19 centro urbanos, hablamos también de siembra de soya, criaderos de cerdos, pollos, las eólicas… El tren no es algo aislado. De por si hay muchos problemas en el territorio: como el agua, 50 % está concesionada al turismo, que genera residuos, la contaminación severa que hacen que se nota en el manto acuífero”, dice acelerada Wilma, al recordar el territorio está lleno de cenotes.
Ángel Sulub describe que el tema de la información poco transparente, que no haya un trazado oficial, la consulta que consideran sesgada, son motivos de que continúen la defensa legal, además del amparo interpuesto por Calakmul: “La lucha jurídica va a continuar porque el derecho nos asiste y hay argumentos válidos, reales, para demostrar que la consulta no se hizo con los estándares internacionales, que hay un daño ambiental”.
En una visita que hizo a Cancún el 13 de febrero, el representante legal de Fonatur, Alejandro Varela, aseguró que el 64.4 de la población en la península es urbana y con el proyecto pasaría a 77% y dijo que el costo del boleto no sería caro por los subsidios del gobierno.
“El problema no es el tren sino todo lo que conlleva este proyecto, súper penoso que Fonatur se concentre en el precio del boleto, cuando hay una serie de cosas que van a despojar”, Wilma asegura que seguirán informando en las asambleas comunitarias en todo el estado.